Las escaleras siempre son atractivas para verlas y para fabular sobre ellas y eso justo es lo que nos pide Charo. Todas las escaleras las encontraréis en su blog
LA ESCALERA DE BOMBEROS
El humo envolvía toda la habitación, estaba segura que había llegado su fatídica hora y recordó en milésimas de segundo lo que habían dado de sí sus recién cumplidos veinte años ya que sin apenas darse cuenta pasó de la niñez a la juventud y de aquí, si nadie lo remediaba, a la eternidad.
Un tremendo chasquido de cristales la sacó de estos pensamientos, le costó trabajo dirigir su mirada, un tanto desvaída, hacia el lugar de donde provenía el ruido de cristales rotos, en ese instante vio asomar por la ventana, que había sido abierta a golpes:
¡¡¡Una escalera de bombero!!! incluso le pareció que de ella se bajaba Quique.
¿Sería él? llevaba tanto tiempo sin verlo...
A partir de ese momento los ojos se le cerraron y sus pensamientos tomaron otros derroteros: se contempló deambulando a través de una infancia de hija única formando parte de una familia acomodada, en la que el único amigo con el que podía jugar en casa era Quique, el hijo de los porteros que era de su misma edad.
Quique la enseñó a deslizarse por el pasamanos de la escalera de la casa, a bajar los tramos de las escaleras a culetazo limpio y a escurrirse por la barra de la escalera de caracol que había entre las dos plantas del dúplex de sus padres, quienes le reñían alegando que no eran formas de comportamiento en una señorita, a lo que ella siempre respondía:
- Quique me está enseñando a ser bombera para que no nos separemos nunca.
Pero sí que se separaron: ella se fue a estudiar a un colegio de élite y él se enroló en el ejército.
El tiempo fue pasando y los padres de él dejaron la portería y los de ella se mudaron a una zona residencial a las afueras.
No se volvieron a ver.
La angustia que le provocaban aquellos pensamientos hizo que su cuerpo se estremeciera con una fuerte sacudida, momento en el que poco a poco empezó a recobrar la conciencia y a llamar a Quique, o sea al bombero que vio encima de la escalera y por mucho que le explicó que no se llamaba Quique, ella no atendía a razones porque estaba perdidamente enamorada de él, de su Quique,
y a pesar de que este era algo mayor que ella y respondía al nombre de Eleuterio, pero... tenía un cuerpo diez, digno de bombero, mucha práctica en apagar incendios y más aún en hacer la respiración boca a boca.
Se fueron a vivir juntos, eso sí: Eleuterio pasó a llamarse Quique y
en su adosado colocaron, en lugar de una escalera, una barra de descenso entre sus dos plantas, por la que subían y bajaban como si fuesen reclamados para apagar un incendio.
Lo más curioso es que vivieron felices su farsa.
No quiero pensar si ella queda embarazada...
¿Os la imagináis bajando y subiendo por la barra?
Bueno ese no es nuestro problema, esa ya sería otra historia.
Divertida historia, lo que somos capaces de pensar en segundos, lo que recordamos en momentos de apuros. A mi tambien me gusta bajar por la barandilla. Un abrazo
ResponderEliminarY a mí. Me recuerdo por e pasamanos de la escalera de casa de mi abuela , bajaba más veces por ella que por los escalones.
EliminarUna fantasía llevada a la realidad.
ResponderEliminar... pero sin apearse un ápice de su fantasía ¿no te parece?
EliminarLos bomberos tienen fama de tener un cuerpo "DIEZ" y hay como todo y en todos lados. Yo conozco un par y lo digo en serio; que están más mal hechos, que aquellos metros plegables antiguos de los albañiles. Cuerpos diez, serán los que ponen en los calendarios para que queden bonitos. Estos que digo yo, además corren hacen mucha gimnasia y demás, pero para mejorar el cuerpo de poco les sirve.
ResponderEliminarBesos Tracy
Hay de todo,pero abundan los cachas, me parece a mí.
EliminarPuf, madre mía si se quedase embarazada... .
ResponderEliminarTendría que hacer una escalera o vivir en la parte de abajo de la casa.
EliminarGenial y divertida historia sobre la escalera, Tracy, me ha encantado.
ResponderEliminarUn beso.
Si has pasado un buen rato leyéndola, me alegro.
EliminarBonita fabulación. Siempre los bomberos son muy socorridos en los idearios de las mujeres.
ResponderEliminarBesos.
¿Por qué será?
EliminarNo la imagino embarazada deslizandose por la barra, pero si heredando la vocación. Y al crecer, atraer a una mujer.
ResponderEliminarBuena y divertida historia.
¡Qué lío...!
Eliminar¡Uy! Si hubiese sido Quique... aunque Eluterio tampoco estámal.
ResponderEliminarBuena historia, Tracy.
Besos
No me gustan las historias tan redondas y perfectas. Lo siento.
EliminarHola .. que wuay el relato , ahora eso si , que perra con Quique pero el amor es así , lo que me ha llamado la atención es que fueron felices para que veas lo que es la mente , y desde luego si esta en buena forma aún embarazada se debe deslizar sobre esa escalera de bomberos ajjajajaj
ResponderEliminarUn abrazo y feliz semana.
La mente es nuestra mejor aliada y nuestra peor enemiga.
EliminarSi se embaraza tendrá que aprender a usar la escala
ResponderEliminarBesos
¿Tú crees que podrá?
Eliminar¿Subir y bajar por la barra?
ResponderEliminar¿SUBIR?
Siempre pensé que bajaban, pero subir... lo veo un poco chungo... :)
Besos y salud
Síííííí, SUBIR ¿es que no sabes que es ficticio de principio a fin?
Eliminaray mi Genín, que terrenal eres.
Jajajajaj, me río con Rafa, yo también conozco algún bombero con barrigón incorporado...
ResponderEliminarBesos.
Ese es el que lleva el camión, jejejeje
EliminarEs una historia genial, Tracy.
ResponderEliminarBien hilada y muy interesante y divertida.
A mi me has recordado la baranda de la escalera en la casa de mi abuelo, ancha y maciza.
Éramos un montón de primos, prestos a jugar y a deslizarnos por ella.
Aún lo sueño.
Una baranda y una cesta de higos de color verde con su gota de miel recién cogidos por mi abuelo.
Me ha encantado, Tracy.
También yo, conforme la iba hilando me acordé que en casa de mi abuela pasaba por el pasamanos de la escalera más que por los escalones.
EliminarEn caso de embarazo, con agrandar el agujero...
ResponderEliminarBesos.
Jajajajaja
EliminarHubiera preferido que apareciera el verdadero Quique.
ResponderEliminarPero si vivieron felices, es lo importante.
Bonita historia.
Un beso fuerte, Tracy.
Ya eso hubiera sido la repera, jajajaja
EliminarMe divertí mucho leyendo esta historia, que a veces la vida es una farsa y así se va sobrellevando. Yo no podría bajar nunca por el caño, mi equilibrio es malísimo. Me encantó leerte.
ResponderEliminarUn beso.
Nunca lo he probado , no sé si podría.
EliminarUn beso Sindel.
Una bonita historia de amor con su bombero Quique, que al final no era Quique; pero poco importó.
ResponderEliminarUn abrazo
Se acomodaron a la farsa y parece que les fue bien.
EliminarDe un día horrible hay que ver como le cambiaron las cosas, a tu protagonista, vamos que se llevo a su "Quique" llamado Eleurerio.
ResponderEliminarMuy divertido Tracy.
Besos.
En esta vida, como en mi relato, el que no se conforma es porque no quiere.
EliminarJajajajajja y ella emperrada en su Quique.
ResponderEliminarLo de la barra...una vez estuve en un retén de bomberos y me costó decidirme a tirarme,así que lo de instalarla en casa se lo dejo a tu protagonista...
:P
Tiene razón Rafa,yo no vi ni un solo bombero cañón!
Besos.
Pero te tiraste? yo nunca lo he probado.
EliminarUn poco de diversión, viene muy bien entre tanta subida y bajada. ;)
ResponderEliminarsaludos
Pues sí.
EliminarAl final terminó encontrando a Quique, bueno, un Quique un tanto particular, aunque al parecer estaba buenorro, jeje. Besos
ResponderEliminarLas mujeres siempre conseguimos lo que queremos.
EliminarJeje de fantasía también se vive! Un abrazo
ResponderEliminarA falta de Quique, bien está Eleterio.
Eliminar¿Que sería lo que se estaba quemando para alucinar de esa manera? (igual una plantación de mari-juana) Me he reido.
ResponderEliminarBesos
¡Vete tú a saber...!
EliminarNo hay nada como poner un Quique (o Quica) en nuestra vida para darle a esta un poco de chispa y alegría. Los bomberos siempre han estado rodeados de un halo especial para el género femenino.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Por qué será?
EliminarJajajaja! Qué divertida historia Tracy, me ha enganchado mucho pues no sabía como la ibas a terminar...afortunadamente aunque Eleuterio (me parto de risa con el nombre jajajaja) no sea Quique, el caso es que apague los fuegos de la muchacha ja,ja,
ResponderEliminarGracias por participar!
Un beso
Un instante puede ser toda la vida, es divertida la historia, me has hecho sonreír.
ResponderEliminarun beso, Tracy
Gracias por hacerlo eso es lo que pretendía.
EliminarNo me des las gracias, soy yo la que te las doy de todo corazón por el tiempo que nos has dedicado.
ResponderEliminarBesos
La vida esta llena de Quiques, que de una manera u ora regresan...quizás no tendrán los mismos ojos...ni color de cabello, ni siquiera la piel...pero cuando el amor llega se siente de la misma manera, y regresan los quiques pasados...
ResponderEliminarLinda y divertida historia...besoss
Buenísimo y como siempre me encanta tu buen humor. Eleuterio alias Quique sabe que la vida hay que vivirla como viene y disfrutar el presente.
ResponderEliminarUn beso.