JUEVEANDO CON UN PUZZLE

 La originalidad está servida por Mónica, quien nos conduce esta semana. Debemos formar el título de nuestro propio relato con las piezas del puzle que se nos da en la imagen.

Veremos qué sale, si queréis leer lo que escribimos clicar aquí

LA AVENTURA  DEL CAMINO

Esas tardes invernales se hacían interminables, con el nido vacío y la luz del sol apagándose casi al terminar la sobremesa...

 Sentados uno frente a otro dormitaban el frugal almuerzo cuyo único objetivo era partir el día en dos mitades para tratar de engullirlo con más facilidad. Luego vendría la cabezadita en el sillón con el sonido de fondo de la tele donde unas veces discutían, otras se reían y la mayoría de las veces el hablar todos a la vez, se unía a la dificultad auditiva que tenían y no se enteraban de nada de cuanto se decía. Tampoco les preocupaba demasiado.

Era entonces cuando ella preguntaba:

- ¿Jugamos a algo?

- Al escondite, no te fastidia.

- Podemos echar un parchís pero reformándolo, cada vez que saquemos una ficha de la casilla contaremos  algo que nos haya ocurrido a lo largo de nuestra vida en común y que sea desconocido por el otro.

Él puso una cara de no gustarle demasiado la propuesta, pero la completó con otra:

- Y por cada ficha que entre en destino se revelará un secreto que se haya ido guardando para no molestar al otro.

- Eso es lo mismo que lo que he dicho yo para las fichas de salida.

- Ni pensarlo, yo me refiero a secretos importantes.

- De esos yo no tengo ninguno pero me gustará enterarme de los tuyos.

La aventura empezó, los dados iban rodando  y el camino de las fichas fue transcurriendo por el camino de sus vidas.

- ¿Recuerdas cuando te decía  que iba a casa de mi madre? pues me iba a casa de Pepi  a ver la tele y a charlar de nuestras cosas.

- Pues yo tampoco me iba de caza aquellos domingos en los que madrugaba,  me iba con Juan y Antonio de parranda  a la ciudad.

Las historias se sucedían sin que ninguno de ellos prestara mucha atención a lo que el otro decía, deseosos ambos de llegar al final y oír aquellos secretos que habían sido tan celosamente guardados.

El nerviosismo, mezcla de curiosidad y miedo, se iba apoderando de ella , mientras él no veía la hora  de descargarse de todo lo que le estaba pesando desde el principio de su vida en común.

¡Por fin llegó la primera ficha de él a la casilla final!

- Estaba deseando decírtelo, pero no he visto el momento hasta ahora, menos mal que...

-Al grano, al grano, no te pares en preliminares...

- Pues mira que yo te he querido mucho a ti , pero de quien he estado enamorado ha sido de Juan y Antonio...

- ¡Bueno...! cuéntate diez y sigue. Estoy viendo que me vas a ganar porque yo mientras no meta la que hay a palo de una no puedo seguir moviendo fichas.

-¡¡¡Dos!!!, otra que meto...

- Desembucha...  desembucha...

- ¿Te parece poco lo que te he dicho antes? eso es lo que me ha estado atormentado toda la vida, bueno y que compramos una casita en el campo entre los tres amigos para no dar que hablar al vecindario.

- ¡Qué tío!, ¿a que me vas a ganar?, anda cuéntate otras diez. 

- Si no puedo. 

-Entonces tiro yo, a ver si me sale el uno. ¡Nada, un cinco!

- Me toca a mí, ahora que están los dados calentitos, a  ver si a mí me sale el uno que tanto necesito.... ¡Bravo!, salió. Tercera ficha que meto.

- Me parece que me estás haciendo fullerías...

- Ahí va el tercer secreto: antes de casarme me hice la vasectomía.